La muerte
- Tinta Digital
- 20 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Por: María Fernanda de la Fuente
En México como en todo el mundo la muerte es vista de muchas maneras, todas las culturas y religiones tratan de normalizarla haciendo que la gente se integre a ella y reconozca que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos.

En África, la gente recibe bien a la muerte al hacerle cantos como el lumbalú, estos cantos se hacen cuando alguien ha fallecido y se cree que si se hace bien la persona que murió podría irse y no se quedara en la tierra.
Para el Budismo la muerte no es el fin, tienen la creencia en la reencarnación y para ellos quien muere nacerá de nuevo hasta ser un ser puro, se dice que al reencarnar aprenderán de su nueva vida y así sucesivamente. Es necesaria para ellos, pero no ven a la muerte como una tragedia sino como una forma para llegar a ser más grandes en lo espiritual.
En el hinduismo la muerte es vista como una manera de escapar de lo terrestre, escapar de la vida. Para ellos al morir pasan, no a otra vida como la tierra sino, a otra forma de existencia, que es esencialmente espiritual.

En el Tibet le tienen un gran respeto y veneración a la muerte, “la muerte es utilizada como un elemento psicológico indispensable para la conciencia del carácter transitorio de la vida, del cambio de todas las cosas y del valor precioso de este momento mismo, del aquí y el ahora”
Y en México la muerte ha traído consigo creencias, tradiciones y ritos. Y una gran celebración de cómo vivimos la muerte es el Día de Muertos, se ponen altares esperando el regreso de nuestros antepasados con lo que más les gustaba en vida.
En el México prehispánico la vida era un paso para la muerte y de nuevo, el regreso a la vida, la representación de la muerte estaba muy marcada, la representaban en vasijas, figurillas y máscaras. También tenían su creencia sobre el lugar a donde iban los muertos que era el Mictlán -la región de los muertos- , las personas que iban allá eran las que no morían de sacrificio en guerras, a Tlalocan llegaban las almas que perdieron su cuerpo por una muerte relacionada con el agua, a Tonatiuhichan llegaban quienes morían en la guerra y las madres que había perdido la vida en labor de parto.

Junto con la muerte habían serie de pruebas para llegar al lugar donde te tocara ir según por la forma en cómo habías muerto, una vez pasada las pruebas se llegaba ante Mictlantecuhtli (Señor de la muerte) y Mictecacihuatl (Señora de la muerte).
El códice Chimalpopoca relata que los primeros hombres fueron creados con los huesos de los difuntos, Mictlantecuhtlile entregó los huesos de los hombres y mujeres difuntos a Quetzalcoatl quien se dirigió a Tamoachán para dárselos a Coatlícue ( diosa de la tierra ). Allí los molió en un metate y enseguida se creó al hombre.
La muerte no debería ser un tabú o considerado una desgracia, uno debe crecer aceptándola y tomándola con respeto como nuestros antepasados.
La muerte está en los catres: en los colchones lentos, en las frazadas negras vive tendida, y de repente sopla: sopla un sonido oscuro que hincha sábanas, y hay camas navegando a un puerto en donde está esperando, vestida de almirante.
Pablo Neruda
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